Este es el ultimo paso para usar la energía del Nuevo Poder del Avatar! El ultimo paso del ritual de el pilar del medio!
Después de realizar las doce respiraciones y de imaginar la circulación de tu
NAP, piensa en el globo de luz en la Puerta de la Tierra a sus pies. Recuerda el
rayo de luz que imaginabas iba atravesando las otras esferas de luz.
Visualiza que la Puerta del Espíritu se ha convertido en una potente bomba de
succión que absorbe la luz blanca de la Puerta de la Tierra por medio del rayo
del centro. Inspira mientras imaginas que la luz asciende por el rayo.
Después imagina que la luz brota de la parte superior del rayo como una
brillante fuente. Comienza a espirar, e imagine que la luz se derrama sobre ti
desde la Puerta del Espíritu que se haya sobre tu cabeza.
Respira profundamente cinco veces más, haciendo ascender la luz a través del
rayo e imaginando después que cae como una cascada sobre tu cuerpo, para
ser absorbido nuevamente por el globo de luz a tus pies.
Ahora sentirás físicamente tu NAP. Con el cuerpo relajado e inmóvil, una gran
calma surgirá en tu mente, mientras tu piel sentirá un hormigueo de calor y
una vibrante corriente de vida.
Ahora es el momento de curar cualquier parte de tu cuerpo que necesite
mejorar. Si ha estado molestándote un trastorno físico, piense en la parte de
tu cuerpo que esté enferma. Si tu configuración mental normal no está tan
bien definida como querrías, dirije tu atención al interior de tu cabeza. Piense
en el punto de tu frente donde puede que hayas sentido el Cosquilleo de la
Hormiga.
Estás ahora desbordante de fuerza del NAP y llevarás esta corriente de poder a
una gloriosa cumbre, tras leer con sentimiento, lentamente y en voz alta, la
siguiente Invocación.
Ahora recite esta invocación!:
“Yo Te invoco, Innato. Tú eres el Hombre Perfecto, al que jamás ha visto
ningún hombre. Éste es Él a quien los vientos temen. Óyeme, y haz que todo
se me someta, de forma que todo hechizo y azote del Inmenso me obedezca.”
“Yo soy Él, el Espíritu Innato, fuerte y de fuego inmortal. Yo soy Él, la Verdad,
que relampaguea y truena. Yo soy Él, cuya boca siempre llamea. Yo soy Él, el
que engendra y manifiesta la Luz.”
Estas palabras tienen en sí mismas un poder místico. Son una auténtica
invocación a los Seres Espirituales Ocultos, y han sido usadas durante siglos
por poderosos adeptos. Al recitar estas palabras, estás harmonizando con el
poder de esos adeptos, y los poderes todavía mayores de los Seres.